sábado, 5 de junio de 2010

La campana de cristal del silencio

No sé si será el calor, las vacaciones o la feria del libro, pero últimamente me siento bastante más sentimental y reflexiva de lo normal. Sé que éste es un blog de moda, mercado y últimas tendencias, por decirlo así, pero también es un lugar que nació como vía de comunicación entre dos amigas, para compartir dudas, alegrías, penas y otro tipo de sentimentalismos. Puede que no sea el sitio adecuado para publicar ésto, pero siento que tengo la necesidad de compartirlo y no hay nadie mejor que mi gran amiga Tontili para ello. Hace unos meses mi hermano mayor cambió de compañeros de piso, y después de algún tiempo de convivencia, descubrió que uno de ellos era hijo de Elvira Lindo, gran amiga de mi abuelo cuando éste vivía. Recientemente, cuando la noticia de la existencia de mi hermano llegó a oídos de Elvira Lindo y su actual marido, Antonio Muñoz Molina, éste dijo que había escrito un poema sobre mi abuelo que leyó durante una comida ante los miembros de la Academia. Primera noticia de la existencia de ese poema, ya que en el primer aniversario de la muerte de mi abuelo se publicó un libro con sus artículos más destacados y otros textos que habían sido escritos por sus amigos y conocidos, y este poema no estaba incluido. Bueno, pues hace unos días mi hermano consiguió el poema y se lo mandó a toda la familia (a mí no me llegó hasta ayer), y ha sido causa de conmoción inmediata. En seguida se publicó en Facebook, hubo llamadas entre los hermanos, las cuñadas, y una especie de unión familiar muy poco común. Las relaciones entre mi padre y sus hermanos siempre han sido bastante complicadas, pero la llegada de este poema en recuerdo de mi abuelo, casi exactamente ocho años después de su muerte, nos ha proporcionado uno de los pocos momentos de unión sentimental y apoyo entre todos los miembros de la familia. Lo único en lo que estamos todos de acuerdo es en el recuerdo que tenemos de él. Y este poema es su viva imagen.

En recuerdo de don Emilio Lorenzo

Me acuerdo de mi amigo don Emilio Lorenzo
Dentro de la campana de cristal del silencio.

Su paso atareado, su vejez diligente,
La certeza de verlo cada tarde de jueves
Trayendo en los bolsillos urgentes papeletas,
Artículos, recortes, caramelos de menta.

La calva tan redonda, el bastón, los audífonos,
La sonrisa cordial en los ojos tan vivos
Y aquel gesto severo, con las gafas caídas
Que daba paso a un gesto de astuta pillería.

Tenía muy despierta la memoria infantil
Y amaba a Manolito y a Huckleberry Finn.

Como e ese alumno inquieto que en la última banca
Aún sigue alborotando cuando los demás callan,
El director a veces le ordenaba silencio
Porque no se callaba para atender al rezo.

Amaba por encima de todo las palabras
Y pasó media vida sin poder escucharlas.

Buscaba en los periódicos y por los diccionarios
Palabras sin sonidos, fantasmas tipográficos.

La lengua hablada era un latido remoto
Que él quería auscultar con su tosco endoscopio,
Con aquel sonotone que siempre se acoplaba
Con chirridos y pitos de radio averiada.

Pero no perdió nunca su deseo curioso
De erudito y de niño por aprenderlo todo.

Como un naturalista que caza mariposas
Él atrapaba al vuelo palabras invasoras
Y andaba siempre alerta, con su aire distraído
Armado con la red de cazar anglicismos.

Si a quien se queda ciego, cuando pasan los años
Dicen que los colores se le van olvidando,
Tal vez ya don Emilio casi no recordaba
Cómo eran los sonidos que forman las palabras.

Recluido en la campana de cristal del silencio,
¿Qué escucharía en sueños don Emilio Lorenzo?


Antonio Muñoz Molina

1 comentario:

  1. Ay Monguili qué bonito, es un poema precioso. Tu abuelo fue un personaje muy importante y tienes mucha suerte de tener este tipo de recuerdos. Por lo que me has ido contando a lo largo de estos años de amistad me cuadra totalmente con la imagen que me habías creado de él, y me sirve para hacerme una mejor idea de cómo era. Y qué bonito que haya sido excusa para que la familia se vuelva a unir en memoria de tu abuelo. La verdad es que me ha encantado la entrada.

    //Tontili

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